Hace cinco años el
exmagistrado Alejandro Ordoñez Maldonado tenía razones para estar contento.
Acaba de ser elegido por el Senado como Procurador General de la Nación de
manera apabullante. Con 81 votos a favor había vencido a Camilo Gómez y Germán
Bustillo, quienes habían sido ternados por la Corte Suprema de Justicia y el
Presidente de la República. La “campaña” que precedió su elección fue desigual
debido a que mientras Ordoñez fue ternado por sus excompañeros del Consejo de
Estado con meses de anticipación a la elección, sus contrincantes fueron
designados con días de anticipación a la misma, situación que permitió que Ordoñez
realizara acuerdos burocráticos con sus electores sin competencia alguna, lo
que explica la importante votación
obtenida. Para el momento de su primera elección, Ordoñez era conocido en
Santander pero con escasa visibilidad a nivel nacional. Los únicos hechos por
los cuales había obtenido figuración fueron la demanda a Daniel Samper Ospina y
Fernando Vallejo por una publicación de la Revista Soho en la cual se hacía una
representación de la crucifixión de Cristo y por su paso como presidente del
Consejo de Estado donde resolvió cambiar un cuadro de Francisco de Paula
Santander en una sala de juntas por un crucifijo. Para la fecha de su elección
eran conocidas sus ideas sobre la libertad de expresión y su nostalgia por el
estado confesional que terminó con la Constitución de 1991.
Como es costumbre en el
Congreso de Colombia, lo que prevalece a
la hora de entregar un voto por un funcionario que realizara funciones públicas
en las cuales tendrá poder para designar personal son los acuerdos burocráticos
por encima de cualquier tipo de consideración. La habilidad del exmagistrado
para realizar este tipo de convenios y garantizar la designación en las procuradurías
regionales y provinciales a los recomendados de los caciques de siempre aseguró su elección. Por
ello, en ese momento sorprendió el apoyo que el entonces Senador del Polo
Democrático Gustavo Petro dio a la
elección de Ordoñez en el Senado. Debido a las suspicacias por su decisión,
incluso en el seno de su partido, el Senador Petro expidió un comunicado en el
cual explicaba su voto por Ordoñez, en el cual decía entre otras cosas: "Nuestro compromiso con los derechos humanos, el medio
ambiente, las reivindicaciones de las mujeres y en especial las de las minorías
en su condición de población más vulnerable, incluidas las minorías sexuales,
constituyen la razón fundamental para que asumiéramos la decisión de votar en
la elección del nuevo Procurador con la responsabilidad de asegurar que quien
fuera designado para esa posición garantizara esos compromisos….. Analicé con
cuidado las objeciones que se hicieron a su nombre y examiné algunas de sus
decisiones como juez. No encontré, ni nadie hizo pública alguna de la que se
pudiera concluir que había hecho uso de su investidura para darle rienda suelta
a su fanatismo religioso..Con la famosa parodia fotográfica de la
última cena que publicó la revista Soho, sintió Alejandro Ordoñez el deber de
católico practicante de hacer respetar los símbolos de la religión que profesa.
Para ello acudió a los tribunales y se sometió a su decisión. No nos
corresponde como líderes de un Partido que defiende la diversidad, el
pluralismo y la libertad religiosa, dar ejemplo de intolerancia" El senador Petro
rechazó cualquier acuerdo burocrático con Ordoñez. Sin embargo a mediados de
2009, con tan solo seis meses en el cargo, el nuevo Procurador designaba a un
cercano amigo suyo, Diego Bravo Borda como Procurador Delegado ante el Consejo
de Estado. En dicho cargo se mantendría por dos años hasta que renunció para
acompañar a Petro en su aspiración en la Alcaldía de Bogotá y luego como
Gerente de la Empresa de Acueducto de Bogotá.
Pasaron pocos
días del inicio del periodo del Procurador para que los ciudadanos fuéramos
conociendo su talante. Su primera decisión consistió en absolver a los
Ministros del Interior y Protección Social de las acusaciones de haber
realizado acciones contrarias a la ley para lograr el voto de parlamentarios
para la reforma constitucional que permitió implantar la reelección presidencial. Aprovechando que el
anterior Procurador en una muestra de su carácter dejó sin firmar la decisión
que ponía fin a ese proceso disciplinario, modificó la valoración probatoria y
absolvió a los exministros. Debido al rechazo de la opinión pública, en tiempo
récord armaría otro proceso disciplinario contra el Ministro del Interior que
daría como resultado su destitución y serviría para demostrar que no tenía
compromisos con el Gobierno de Uribe. A continuación, comenzaría su cruzada
contra los derechos de los homosexuales e impediría el cumplimiento de la
Sentencia de la Corte Constitucional que estableció los casos en los cuales era
permitida la interrupción del embarazo. Se iniciaría una selección de personas
a las cuales se aplicaría con todo rigor las normas disciplinarias y otras que
tendrían inmunidad total con relación a dichos preceptos legales. En dicha
deformación de la función pública, persiguió a Alonso Salazar hasta decretar su
destitución mientras que creo nefastos precedentes en materia disciplinaria que
permitieron que los Gobernadores y Alcaldes que protagonizaron el escándalo de
las fiducias fueran exonerados de responsabilidad mientras sus subalternos eran
condenados. La segunda instancia comenzó a tener un manejo especial que permitiría
que casos como el del Concejo de Villavicencio en pleno que eligió como
Contralora Municipal a una persona inhabilitada y por el cual fueron destituidos
los concejales en primera instancia
fuera “milagrosamente” revocado en segunda. Ordoñez llegó a la Procuraduría General de la Nación a poner en práctica los mismos métodos de
Alejandro VI (el papa Borgia)
Con su elección
como Alcalde Bogotá, Gustavo Petro comenzó a adoptar decisiones en las cuales
se evidenciaba nula planeación y parecían prevalecer sus conceptos personales
por encima de los técnicos o legales. El constante cambio de funcionarios en
puestos claves revelaba que quien no estaba con Petro estaba contra él. La
manera acelerada y desordenada en la
cual ejecutó el cambio del modelo de las basuras en Bogotá fue la oportunidad
que sus contradictores estaban esperando para pasar viejas cuentas de cobro.
Que tuviera razón en sus denuncias no significaba que no tuviera que respetar
las formas. Lo que ocurrió en adelante era previsible. Una batalla de dos megalómanos.
Petro, el reivindicador de la clases
populares y Ordoñez el paladín de la lucha contra la corrupción. Por nuestro actual
ordenamiento jurídico, quien tenía la de ganar era el Procurador, quien para el
pesar de muchos cuenta con las facultades legales para destituir e inhabilitar
a funcionarios elegidos mediante el voto.
Y con base en esas facultades, destituyó y terminó la carrera política
de su antiguo elector y su exprocurador delegado. Todos los adjetivos con los
cuales califica hoy el alcalde destituido al actual procurador no eran
desconocidos hace un lustro, cuando el entonces senador apoyó con su voto la elección de Ordoñez. Que no nos venga ahora con cuentos de golpes de estado,
extralimitaciones de funciones o turbias conspiraciones. Cuando se le vende el
alma al diablo, debe recordarse que éste algún día reclamara la misma. El voto
de ayer permitió la llegada del oscuro personaje que hoy entierra su carrera
política y nadie puede alegar su propia culpa para eximirse de
responsabilidades.