Paso desapercibida la semana
pasada la noticia sobre la sentencia condenatoria de primera instancia a Pablo
Albir Sotomayor, expresidente del Fondo de Pensiones y Cesantías Porvenir a diez años de prisión por los
delitos de hurto calificado y agravado y falsedad en documento público por la
apropiación entre 2002 y 2008 de 10.330 millones de pesos de la entidad que
representaba.
El Fondo de Pensiones y
Cesantías Porvenir tiene la
participación mayoritaria en el mercado de las pensiones del régimen de ahorro
individual con un 26,5% del total, porcentaje que se incrementara a una cifra
superior al 40% del mercado cuando la Superintendencia Financiera autorice la
adquisición del Fondo de Pensiones BBVA Horizonte. El Fondo de Pensiones
Porvenir hace parte del Grupo Aval, quien por sus entidades bancarias tiene una
participación del 28% del mercado financiero colombiano mediante los Bancos
Bogotá, Popular, Avvilas y Occidente.
Una de las últimas
adquisiciones del grupo fue el diario El Tiempo, que informaba sobre la noticia
relativa a la condena del ex directivo de Porvenir el 2 de mayo pasado con un lacónico “Condenan a expresidente de Fondo de
Pensiones.”
La noticia es mucho más
grave de lo que parece. Ha sido condenado por hurto continuado durante seis años
la persona encargada de administrar los recursos de quienes realizan aportes
para sus pensiones. Es preciso recordar que durante la década anterior y debido
a la “crisis internacional”, quienes tenían sus ahorros para su pensión vieron
severamente disminuidos los mismos debido a la baja en las inversiones
realizadas por estos fondos privados. Para ocultar esta situación, se comunicó
a los ahorradores que su inversión en largo plazo tenía los rendimientos
mínimos adecuados y debido a las buenas
decisiones de inversión del primer lustro del siglo XXI se habían logrado
importantes utilidades, una disminución era natural y ello era normal por el
entorno mundial. Hasta allí llegaron las explicaciones sobre las importantes pérdidas
ocurridas. El ente de control del gobierno pasó de agache y con tecnicismos se
solventó una crisis que hoy parece nunca hubiere existido. Por ello, ahora que la justicia ha
dictaminado que la principal cabeza de la entidad que maneja la mayoría de los
recursos del régimen de ahorro individual era un delincuente surge la inquietud
de cómo fue el manejo de los dineros que los ciudadanos le confiaron durante su
gestión, la cual era aplaudida y promocionada como exitosa en diversos medios
de comunicación.
Como abogado, se tiende a
creer que existen normas legales diseñadas para regular temas específicos que
deben ser cumplidas y acatadas por los operadores financieros so pena de
sanciones de los órganos de control que se encuentran verificando el
cumplimiento de las mismas, especialmente en campos como el derecho financiero
donde se presume tanta sofisticación, teniendo incluso terminología propia
entendida por pocos expertos en la materia. La realidad, es que, como muchas
cosas en el país, son simple enunciaciones que revisten el carácter de
formalidad pero no pasa de ser más que eso. Las situaciones de falta de competencia
en el sistema financiero son apenas un ejemplo. La posición dominante de un
grupo en el mercado es un hecho innegable, que sin embargo no genera
supervisión ni auditoria ninguna.
Hace seis meses que el
desfalco de Interbolsa y la estafa de cientos de inversionistas es conocida por
toda Colombia y todavía la fiscalía anda “pensando” si imputa algún delito a
quienes deambulan tranquilos por la calle dando declaraciones a los medios, como
si nada hubiera ocurrido. Pablo Albir
fue procesado por las autoridades con ocasión de delitos cometidos contra el
patrimonio de la entidad que administraba Cuando ocurrió la masiva pérdida de
dinero de los ahorradores por la crisis internacional nadie considero prudente
preguntar sobre la calidad de las inversiones realizadas. Esa diferencia de
comportamientos es una buena muestra del actuar de la justicia. Cuando el
afectado fue el Grupo Aval, investigaron, acusaron y condenaron. Cuando los
afectados fueron los ahorradores, no existió quien estuviera interesado en
averiguar nada. Y ahora ni El Tiempo se
interesa en esas noticias.