lunes, 21 de abril de 2014

Marìa Fernanda Cabal y la libertad de expresiòn.

Mientras los cientos de “amigos íntimos” de Gabriel García Márquez entregan declaraciones a medios nacionales e internacionales en las cuales relatan los momentos compartidos con el escritor y nuestro representante en México, el diplomático de carrera “Yo, José Gabriel” se muestra golpeado por la noticia de la muerte de “nuestro” premio nobel, en Colombia las declaraciones de la valluna María Fernanda Cabal, elegida a la Cámara de Representantes por Bogotá de las listas cerradas del partido de propiedad del expresidente Alvaro Uribe han iniciado una discusión que en las últimas horas ha terminado (“como no podía ser de otra manera en la cuna del realismo mágico” ) en una denuncia penal contra la  señora Cabal por discriminación y hostigamiento.
Para quienes no lo sepan, la señora  Cabal es la esposa del presidente de Fedegan y su inclusión en la lista de candidatos  a la Cámara de Representantes por el Centro Democrático no obedeció a ningún criterio diferente  a la voluntad del “Gran Colombiano”. Luego de escuchar hablar a la parlamentaria elegida sobre cualquier tema diferente al que causo la actual polémica queda  la impresión de encontrarse ante un personaje que es la mezcla de Godofredo Cínico Caspa y Carlos Moreno de Caro. Las opiniones de una persona con ese avanzado nivel de tolerancia no deben sorprender  a nadie. Ahora, la respuesta a los comentarios de Cabal por parte  de abogados de oficio del talante de Armandito Bendetti  y otros congresistas que piden castigos por las expresiones utilizadas son lamentables.
Y fue muy grave lo que dijo la futura parlamentaria? Cabal manifestó que García Márquez compartiría el infierno con Fidel Castro. Esa acusación para alguien creyente del tipo de Alejandro Ordoñez puede ser lesiva pero si la persona a quien va dirigida no tiene creencias de ese tipo, es una expresión que no genera la más mínima ofensa. Y aún así lo fuera, uno de los derechos ciudadanos es la libertad de expresión y precisamente la manera en que se observa si este derecho es respetado es cuando alguien dice algo que no gusta a la mayoría. Pretender que todos los ciudadanos tengan idéntica apreciación sobre personajes y hechos no es propio de la democracia.
Mientras se busca el linchamiento mediático de la señora Cabal, nuestros medios de comunicación nos mostraban muy orgullosos la visita que a la casa de la familia García Márquez en México realizaba el expresidente mexicano Carlos Salinas de Gortari, “gran amigo del nobel”. Ese íntimo amigo que fue presidente entre 1988 y 1994  es un paradigma de la corrupción a nivel latinoamericano.  Salinas representa al político corrupto que desafía al sistema al ser señalado por todos pero no tener condena alguna. Como simple lector y admirador de García Márquez esa visita me indigna más que los comentarios imprudentes de la señora Cabal.