miércoles, 15 de noviembre de 2017

Es Timochenko el problema?

Diariamente llegan numerosos mensajes por las redes sociales donde ciudadanos indignados recuerdan el pasado  criminal de los miembros de las farc que aspiraran al honorable congreso y la presidencia de la república. No compartir el repudio de estos compatriotas nos convierte en cómplices de los narcoterroristas que quieren convertir este paraíso en otra Venezuela gracias a los blandengues acuerdos logrados por el castrochavista y traidor presidente Santos, por el cual muchos de estos acalorados votaron en 2010 para impedir que el loquito de Antanas Mockus llegara al poder e impidiera continuar con la transformación del país que adelantó la mente más prodigiosa que ha existido desde que tenga memoria la república: el doctor Alvaro Uribe Velez a quien de manera sospechosa la Corte Constitucional le quitó la posibilidad de convertirse en nuestro presidente vitalicio, con el salvamento de voto de dos célebres magistrados: el doctor Salsa y el hoy procesado Jorge Pretelt.
No creo que nadie en Colombia necesite que le recuerden que las farc son un grupo de asesinos y narcotraficantes que perdieron su legitimidad como opción política hace varios lustros. Las encuestas de opinión demuestran que la favorabilidad de los candidatos de la antigua guerrilla es tan baja que su pelea en las encuestas es con el margen de error. El apoyo al acuerdo final suscrito con la guerrilla no implica en lo absoluto un apoyo a su propuesta política ni mucho menos un altar para los líderes de un movimiento popular inexistente.
Preocupa eso si el señalamiento y la satanización de las personas que tengan como ideario político unas ideas de corte socialista e incluso comunista. ‘¿En que lugar de la Constitución se proscribieron estas ideologías? La etiqueta de “comunista” en este país durante muchas décadas ha significado la pérdida de derechos del etiquetado, comenzando por el derecho a la vida. En pleno siglo XXI se continúa satanizando la militancia en grupos políticos que defiendan estas tesis. La primera forma de concretar algún cambio en Colombia es implantando la tolerancia con las ideas ajenas para enterrar esa tradicional categorización de buenos y malos que permite a los primeros hacer cualquier cosa para eliminar a los segundos sin castigo alguno. Resulta obvio que aquellos que hoy defienden la quema de libros como actos pedagógicos no admitan de manera pacífica que la Constitución de Caro fue derogada hace 26 años y el pluralismo lejos de ser una utopía se convirtió en uno de los fundamentos del ordenamiento constitucional.
La manera más sencilla de terminar de derrotar a la farc es dejándolas exponer su tesis sobre estados diseñados al modelo cubano o venezolano. Tristemente quiere manejarse el próximo debate presidencial en una dicotomía inexistente entre regeneración o catástrofe. Los abanderados de la primera son aquellos que consideran inaceptable sentarse en un mismo recinto con los exmilitantes de la farc y consideran que permitir la participación en política de los exguerrilleros nos llevara directo a Venezuela. Las gentes decentes no pueden permitirse el lujo de compartir con genocidas en una misma sala. Todos los que contraríen esa postura son inocentes pecadores o malvados farsantes que desean llevar a la  nación al desastre.  Y mientras transcurre esta eterna y estéril discusión que se prolongara hasta mayo o junio del año entrante, nada se habla del modelo económico ni de los tratados de libre comercio firmados los últimos años que sin darnos cuenta han instaurado un nuevo derecho en Colombia ni mucho menos de la galopante corrupción que permite que personajes de la talla del último gerente de la campaña de Santos confiese en entrevistas radiales sus fechorías mientras sus contrincantes en la segunda vuelta del 2014 tenían  entre los directivos de campaña a asesores directos de Odebrecht sin que autoridad alguna los requiera por nada.

El menor de los problemas de Colombia es que  Timochenko sea o no candidato presidencial. El mayor problema del país es que se utilice esa candidatura para distraer una vez más los problemas reales mientras las esposas de ñoños y los hijos de kikos intentan tomarse en nombre de sus sufridos familiares el Estado por asalto. Ojala no sigamos otros 20 años combatiendo los molinos de viento mientras los astutos zorros de siempre continúan de fiesta.  

martes, 17 de octubre de 2017

Clases de ética del Ministro de Justicia

El pasado domingo 15 de octubre el diario El Tiempo publicó una columna de Enrique Gil Botero, actual Ministro de Justicia en la cual ese funcionario indicaba que una de las claves para solucionar el problema de la corrupción en la rama judicial es incorporar de manera obligatoria a los programas de derecho en Colombia la enseñanza de la ética.
Botero Gil fue un respetado abogado y académico que fue Consejero de Estado en el periodo comprendido entre diciembre de 2008 y diciembre de 2014. A tan solo dos meses de salir de tan alta dignidad por el cumplimiento de su periodo, fueron requeridos de manera urgente sus servicios profesionales por la Fiscalía General de la Nación, entidad con la cual suscribió un contrato de prestación de servicios por diez meses por valor de $751.100.000. Enhorabuena para el ente acusador había finalizado el periodo de Gil como Consejero de Estado y pudo hacerse a sus servicios por esos módicos honorarios, eso sí, iva incluido. Como al parecer el mencionado contrato dejaba tiempo de sobra al exconsejero, fue ternado y elegido como miembro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en junio de 2015 por un periodo de cuatro años. Nuestra Cancillería, preocupada por postular un candidato de las mismas calidades éticas de nuestro anterior Comisionado, el doctor Rodrigo Escobar Gil, no encontró mejor candidato que el doctor Gil Botero quien para mediados de 2015 era contratista de la fiscalía e integrante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Debido a su nombramiento como Ministro de Justicia en marzo de este año, renunció a dicha Comisión.
En marzo de 2012 la muy respetada Corte Suprema de Justicia eligió como Fiscal General de la Nación al doctor Eduardo Montealegre. Una de las primeras discusiones que surgieron con ocasión del nombramiento del nuevo fiscal era si el periodo para el cual había sido elegido finalizaba cuando terminaran los 4 años del periodo de su antecesora Vivian Morales o si éste iniciaba con su posesión en el cargo y por tanto finalizaba en el año 2016. Aunque la Sala de Consulta del Consejo de Estado había entregado conceptos refiriéndose a los periodos institucionales por lo cual Montealegre finalizaría en 2014 su gestión, debido a varias demandas ciudadanas, la Sala Plena de Consejo de Estado en decisión de abril de 2013 con ponencia de la doctora Susana Buitrago Valencia consideró que el periodo del fiscal era personal y con ello el tiempo de Montealegre se confirmó hasta 2016, lapso en el cual alcanzó a impulsar la controvertida reforma  a la entidad mediante la cual creó infinidad de cargos inútiles pero de grandes remuneraciones, además de hacer perder al Estado miles de millones de pesos en faraónicos proyectos como la Universidad de la Fiscalía, de la cual hoy no quedan ni los planos.
La consejera Buitrago Valencia fue ampliamente apoyada por sus pares de la Sala Plena en una votación de 20 a 3, entre ellos el Consejero Enrique Gil Botero. La magistrada ponente finalizo su periodo constitucional en mayo de 2015 y contó con la buena fortuna que a menos de dos meses de su retiro la Fiscalía General de la Nación requirió sus servicios profesionales, para lo cual suscribió el contrato de prestación de servicios 0240 del 26 de junio de 2015 por valor de $174.000.000, incluido iva, por un lapso de seis meses. De esta manera, los impulsores de la tesis del periodo personal de Montealegre fueron incorporados como contratistas a la fiscalía para iluminar la entidad con sus conocimientos jurídicos luego de finalizar su periodo como magistrados. Y pensar que por menos Pretelt de la Vega y Palacios fueron condenados a estar unos años en sus residencias particulares.
El abogado Montealegre realizó una rueda de prensa la semana pasada para leer un comunicado en el cual anunciaba una denuncia penal contra su exfuncionario Gustavo Moreno por los delitos de falso testimonio y fraude procesal. El exfiscal se refería a una diligencia ocurrida 48 horas antes en un proceso en el cual él no es parte y que no es público en el cual su exsubordinado realizaba algunos comentarios sobre su transparente gestión. Su derecho a la honra está por encima de la reserva sumarial y lo defenderá ante el tribunal divino si fuere necesario.
Soy bastante escéptico a lo que pueda derivarse de la supuesta crisis de la justicia. Estas denuncias y contradenuncias se han originado por las declaraciones de reconocidos delincuentes que buscan obtener beneficios sin importar a quien se lleven por delante. El modelo Lyons, según el cual, se roban 10 se devuelve 1 y se pagan unos meses de cárcel no tendrá como consecuencia el cambio de las costumbres judiciales. Tan cierto es lo anterior, que son las mismas cortes las que pretenden estudiar una reforma para cambiar las costumbres judiciales, es decir, sus costumbres. Sera una babosada como la última reforma judicial, cuyos únicos cambios importantes fueron sepultados por la Corte Constitucional.
Ante la cloaca en que dejamos convertir la justicia en Colombia es poco lo que se puede hacer. Las prácticas de muchos de los hoy cuestionados y aquellos que faltan eran y son conocidas. Nadie los denunciaba porque en el gremio existe el temor de tener que encontrarse un Ricaurte en el camino. Y ante esa posibilidad lo mejor es comer callado. Y por esa actitud, la justicia quedo en manos de Alí  Baba y los 40 ladrones.

Queda por lo menos la posibilidad de llamar las cosas por su nombre y comenzar a escribir, recordando a Borges, nuestra historia judicial de la infamia. Los personajes aquí mencionados tendrían un capítulo especial. Lo que debe terminar es la posibilidad que personajes con estas prácticas continúen envenenando a las nuevas generaciones con su ejemplo mientras son recibidos con aplausos y sonrisas en las aulas universitarias.  El primer caso práctico de la clase de ética de  Gil podía ser una reflexión sobre la conveniencia que los suscriptores de un fallo se conviertan en contratistas del beneficiario a menos de 60 días de finalizar sus periodos. Nuestro problema no se arregla dictando clases de ética. Las cosas cambiaran cuando los cínicos sean señalados y sus prácticas expuestas al público. Mientras ello no ocurra, seguiremos viendo a los bellacos haciendo demandas en defensa de su honra.

jueves, 25 de mayo de 2017

La pesadilla de un proceso judicial en Colombia


Por estos días se discute sobre la operatividad que tendrá la Justicia Especial para la Paz (JEP), instrumento creado en las negociaciones con la farc mediante el cual guerrilleros, militares e incluso civiles confesaran los delitos cometidos durante el conflicto armado. Los sectores que critican los acuerdos alcanzados con las farc indican que el mecanismo creado propicia la impunidad y no permite la aplicación de justicia.
Se debaten estos asuntos mientras durante décadas se ha dado la espalda a los inconvenientes de la “justicia ordinaria”. Los padecimientos que sufre un ciudadano cuando debe acudir a solucionar un asunto ante cualquier jurisdicción en Colombia en términos de tiempo y resultados desestimulan la confianza en el Estado y se convierten en el principal rezago en término de competitividad de Colombia. ( En el último Doing Business, en el acápite de cumplimiento de contratos, Colombia  quedó en el puesto 174  entre 190 países)
Ejerciendo la profesión de abogado en la ciudad de Barranquilla comparto las siguientes tres perlas que ilustran, entre otras cosas. la distancia entre la teoría y la práctica de las reformas procesales de los últimos lustros y la ineficiencia de la administración de la rama judicial, de la cual solo parecen beneficiarse los políticos que de la noche a la mañana acaban convertidos en magistrados que administran los recursos del poder judicial.
1-Cuatro horas para radicar una demanda.
Uno de los ejercicios que debe realizar regularmente un litigante es acudir a la Oficina Judicial a radicar una demanda. En Barranquilla esta tarea se realiza en el primer piso del palacio de Justicia. Sus puertas abren a las 7:00 am. Se entrega un número previa pregunta por parte del celador si se trata de más de cinco demandas en cuyo caso se entrega una numeración diferente. Hacia las 7:20 las sillas dispuestas en el lugar para esperar pacientemente el llamado del funcionario de turno son ocupadas en su totalidad, por lo cual las personas que lleguen después de esa hora deben esperar de píe el llamado a entregar los respectivos documentos.  Con el turno 40 entregado a las 7:14 a.m., un experimentado vendedor de puestos me dice que puedo volver en tres horas para ver cuantos turnos faltan. Pensando en un chiste para el cachaco, desecho tal posibilidad y comienzo la espera. Sobre las 9:00 a.m. los turnos no han llegado al 20 y observo como los abogados más “tesos” con una sonrisa dejan expedientes que son recogidos algunos minutos después con el reparto realizado. De igual manera, algunos de quienes piden el turno para cinco expedientes comienzan a buscar afanados para los tres cupos que les quedan en su turno. Adicionalmente los tramitadores profesionales de turnos realizan la oferta del turno 22 pa” que no tenga que esperar más. Mientras ello ocurre, la temperatura del lugar aumenta de manera importante, situación que aunada a la crispación general de todos los ciudadanos en espera desemboca en discusiones de todo tipo. Sobre las 9:45 am un ciudadano de pelo canoso con voz altisonante reclama la atención para los miembros de la tercera edad.  Después de una agría discusión es llamado a una ventanilla para atender su requerimiento. A los pocos segundos llega su abogado que no debe pasar los 30 años y debe realizar la presentación personal de la demanda. En ese momento varios de mis compañeros de infortunio reclaman airados que se atienda al “anciano” que se coló para autenticar la firma de su joven representante. Después de rechiflas y comentarios el avivato triunfa y tramita en cinco minutos lo que otros llevamos esperando tres horas. Cuando son las 10:00 se ubica a mi lado un señor que viene a poner una tutela  para solicitar a su EPS unos medicamentos para un tratamiento que requiere. Tiene el turno 121 y me pregunta si consideró que pasara antes de las doce del día. Le comento que voy a completar tres horas de espera y apenas van por el turno 30, razón por la cual le recomiendo madrugar a hacer fila el día siguiente para garantizar que pueda radicar el documento. Finalmente, a las 10:38 es llamado el turno 40. Antes de que me reciban los documentos se tramita un expediente de un “teso” que hace unos minutos mientras mandaba saludos del Padre entregó una demanda. Después de 220 minutos de espera la opción de pelear por una pronta y cumplida labor no esta en mis planes. Entregó la demanda y a las 10:47 am ha sido repartida a uno de los juzgados laborales de la ciudad. El procedimiento solo ha demorado 3 horas y media. La sala de espera sigue igual de atestada que a la siete de la mañana.
2-La notificación.
La reforma al régimen de notificaciones que permite el envío de citatorios y avisos de notificación mediante una empresa postal buscaba agilizar este trámite que antiguamente se encontraba en cabeza del notificador. Este sistema que lleva varios lustros de aplicación no ha llegado a los juzgados laborales de Barranquilla. La figura del notificador sigue existiendo. De esta manera, el funcionario encargado por cada despacho de adelantar tal tarea recibe el dinero de la notificación y se encarga de enviar citatorios y notificaciones por aviso. El costo de este procedimiento tiene una tarifa superior al costo del envío por una empresa postal del 100 al 150 por ciento dependiendo del destino al que se envíe la notificación.
El notificador sigue existiendo, solo que ahora en lugar de realizar su labor personalmente, se encarga de enviar por la empresa postal los citatorios y notificaciones con un extra pa la gaseosa. Bueno y ¿Qué pasa si el abogado exige que se dé cumplimiento a la norma y envía el citatorio? Sencillo. Si entra en esa discusión, puede lograr enviar el citatorio por sus medios pero garantizara que el proceso ingrese al despacho para fijación de audiencia pública para el Mundial de Qatar en 2022. Esta práctica repetida pública se ha convertido en una costumbre de obligatorio cumplimiento y osar incumplirla solo trae perjuicios para el abogado y la parte que representa.
3-La segunda instancia
La segunda instancia de los procesos laborales es competencia del Tribunal Superior de Distrito Judicial de la ciudad de Barranquilla ubicado a cinco cuadras del palacio de justicia al frente de unos moteles que ofrecen sus servicios las 24 horas del día.
Al preguntar por un proceso en el cual había sido apelada la sentencia el pasado 3 de mayo y no encontrar ninguna noticia del mismo fui enterado que desde el pasado 17 de abril de este año, la Oficina Judicial ( la misma donde se radican las demandas) resolvió no enviar más expedientes al Tribunal debido a que no cuenta con instrumentos para hacer su trabajo. De esta manera, además de la acumulación de expedientes para trámites de segunda instancia  desde hace 40 días, en la práctica se presenta una suspensión del servicio esencial de la administración de justicia sin que a nadie le importe. Y ¿Cuándo considera que se reanudarán los envíos de expedientes, señorita? Respuesta: Eso si ni que fuera adivina. Cuando el Consejo Superior cumpla con la Oficina Judicial.  Es en la práctica un paro indefinido de la segunda instancia que ni importa sino a los desdichados ciudadanos que deben acudir a esas instancias a resolver sus diferencias.


El asunto no es la oralidad ni los precedentes ni tampoco la justicia transicional. Una “justicia” lenta y caprichosa solo beneficia a quienes sistemáticamente incumplen la ley, pues garantizan que sus acciones no serán castigadas. El “nuevo país” que tanto se promulga ha comenzado en ésta época debía comprometerse con una justicia eficiente y sería. Lástima que sean solo deseos. Hoy la Corte Suprema de Justicia, escenario de la designación de ternas para diferentes cargos públicos se demora meses poniéndose de acuerdo en los nombres de los mismos por las peleas politiqueras que se tomaron esa otrora respetable institución. Si para designar una terna o un remplazo se demoran un semestre que podrá esperar un ciudadano que deba aguardar una decisión de un recurso de casación.  

lunes, 17 de abril de 2017

Humberto De la Calle y la “salvación de Colombia”

El doctor Humberto de la Calle Lombana,  registrador en el Gobierno de Virgilio Barco, ministro en el Gobierno de César Gaviria, vicepresidente y embajador de Ernesto Samper, ministro y embajador de Andrés Pastrana, embajador de Alvaro Uribe y jefe del equipo negociador de Juan Manuel Santos se lanza nuevamente a la presidencia de la república, 23 años después de su primer intento, cuando perdió en la consulta interna del partido liberal con Samper, a quien se uniría después convirtiéndose en su candidato a la vicepresidencia, a la cual renunciaría en mitad del periodo cuando se convenció que el elefante se quedaría en su cargo la totalidad de su periodo y no existía la posibilidad que él fuera Presidente. (Decía Serpa sobre De la Calle en esa época, meses antes de su renuncia: “ Esto dijo el armadillo, sentado en un palo de coco, ni me subo, ni me najo ni me quedo aquí tampoco.”)
En el interregno de sus repetidos cargos como servidor público el doctor De la Calle por sus propios méritos ha integrado millonarios tribunales de arbitramento en los cuales se ventilan demandas contra la Nación.   ( Al último de ellos renunció y devolvió los honorarios pues tenía poca presentación ser negociador de paz medio tiempo y el otro medio ejercer la profesión de abogado en litigios en los cuales una de las partes era una entidad estatal.)  El barcogavirisamperpastraurisantista De la Calle representa a la perfección a aquellos personajes que posan de tecnócratas pero terminan siendo más habilidosos y acomodados que los roys barreras del común.
Su escudo para estas elecciones es la continuación del proceso de las farc. Solo él puede garantizar la continuidad del proceso con las farc que es amenazado por la “Colombia creyente” representada en el exprocurador cuya elección fue anulada por intercambiar puestos en la entidad que dirigía por su nominación con los miembros de la Corte Suprema de Justicia y por el Centro Democrático del presidente Uribe que no ha podido escoger un candidato presidencial que tenga reconocimiento nacional y jure lealtad eterna a su mentor, razón por la cual no descarta ninguna alianza.
Colombia parece detenida en el tiempo en cuanto a las personas que hoy tienen al mando la dirección de algunas entidades públicas y algunos de los futuros candidatos presidenciales. La Procuraduría es ejercida por el exministro de Gaviria sancionado por sus actuaciones como Ministro en las épocas de Escobar pero liberado de dicha mancha por la mano revocadora del actual Contralor. La Contraloría es ejercida por el exprocurador Maya con la misma intensidad que actúo en el Ministerio Público, es decir, que salvo funcionarios de tercer nivel a quienes les embargaran hasta la risa, nadie se verá afectado por los procesos fiscales. La fiscalía es ejercida por el exministro de Justicia de Samper, exministro del Interior de Pastrana y fundador de Cambio Radical, quien además ejercía su profesión a la firma que recibió la adjudicación de la Ruta del Sol II  con bases a sobornos pero a quien le parece que no existe ninguna incompatibilidad entre haber sido abogado de los sobornadores y ser el fiscal que investigara los delitos que cometieron sus antiguos clientes.
Estos funcionarios de todos los gobiernos, abogados en representación de intereses del Estado o contra el Estado cuando no están ejerciendo funciones públicas son parte del establecimiento que se ha devorado a Colombia en las últimas décadas. La falsa dicotomía entre santismo y uribismo es esa. Si gana el representante de cualquiera de estas dos corrientes, los Martínez, Mayas. Roys Barreras, Carrillos y De la Calles de todos los pelambres seguirán plácidamente devorándose el Estado como servidores públicos, árbitros de millonarios litigios o abogados de intereses privados que tienen interés en decisiones estatales sin  siquiera ruborizarse.  Para evitar que los ciudadanos piensen en opciones distintas  se  dice que escoger a personas diferentes a las que han gobernado este país por décadas es ir tras los pasos de Venezuela. El éxito de esta promoción del miedo tendrá como consecuencia que en un año escojamos entre personajes de la talla de Vargas Lleras y Ordoñez que con mínimos matices seguirán gobernando en la misma línea de siempre, para los intereses de siempre.
Que en el año 2018 un camaleón como De la Calle sea una opción real a la presidencia es un síntoma alarmante de que nuestra generación no produjo líderes diferentes a los hijos de los mismos que se han merendado este país sin reparo alguno. El tema de fondo no es decidir entre uribistas y santistas que representan lo mismo y a los mismos sino entender que  la única manera de esperar un cambio en  este país es elegir a alguien que proponga algo distinto a repartir mermelada. Sergio Fajardo, Claudia López y Jorge Robledo podrían ser una alternativa si unen sus fuerzas y no fraccionan el voto independiente. Lo contrario es seguir viendo a los desvergonzados de siempre saltando de cargo en cargo, de gobierno en gobierno sin responder por su actos.


lunes, 13 de marzo de 2017

Vargas LLeras: La reelección de Santos y Uribe

El turbulento inicio de 2017 en materia de escándalos de corrupción en el Gobierno Nacional en la última década con participación de funcionarios de filiación uribista y santista ( que hace un lustro era lo mismo)  han calentado el ambiente y adelantado el inicio de la campaña presidencial.
La reelección de Santos tuvo un costo inmenso para el erario público. Los caciques regionales que fueron determinantes en la segunda vuelta electoral de 2014 cobraron su apoyo al presidente por ventanilla. El elegido vicepresidente tomo para sí los ministerios de transporte, vivienda y se convirtió en el propietario de la gran obra pública en Colombia. La concentración de las megaobras en pocas manos y el castigo a quienes no hiciera la venia al vice-emperador se convirtió en la nueva ley. Por ello, uno es el trato al contratista del túnel de la línea por incumplimiento, al cual se le caduca el contrato y se provoca la liquidación de su empresa y otro es el trato a los financiadores de las campañas del actual presidente y vicepresidente, quienes lograron por sobornos acceder a la concesión de la Rutal del Sol II, a quienes se les termina el contrato sin sanción alguna. Cuando una de las empresas involucradas en el escándalo es del propietario de El Tiempo, la tercera parte de la banca, el mayor fondo privado de pensiones  y la cuarta parte de las APP, se presume la tierna inocencia de la organización y todos los órganos de control a una sola vez ofrecen el salvavidas al dueño del aviso. En circunstancias como estas, es donde se conoce quien es el verdadero patrón.
En medio de esta situación de confusión donde a diario se conocen noticias que comprometen a funcionarios y exfuncionarios de ambos gobiernos, renuncia el vicepresidente para iniciar la campaña que lo debe llevar a cumplir su destino de ser presidente de la república. Vargas Lleras tiene el mismo sentido de la lealtad que Santos y  las mismas buenas maneras de Uribe. En 2001 salto al uribismo una vez las encuestas dejaron de favorecer a Serpa y permaneció en el con representación en el gobierno hasta que el gran colombiano promovió una nueva reforma a la Constitución para su segunda reelección. Al perder en la primera vuelta de 2010, se unió al candidato Santos y permaneció como ministro de varias carteras en el primer mandato. Para las elecciones de 2014 aceptó la inclusión en el tarjetón en compañía de Santos a cambio de manejar con facultades  omnímodas el presupuesto de infraestructura del país. Hoy en las calles de algunas ciudades se le agradece por las casas gratis que regaló el generoso vicepresidente.  Su trato descortés, clasista y arribista es legendario. Increpa a todo el que no acepta sus órdenes y no tiene inconvenientes en golpear a sus subalternos para luego pedirles excusas sin siquiera mirarlos a la cara. En síntesis, es un frankestein elaborado con partes de Uribe y Santos. Su elección garantiza cuatro años de mayor concentración económica, autoritarismo y consolidación de élites regionales que gustan de un presidente que les pida votos, les entregue presupuesto y nos los vigile ni controle. De ñapa, sus hermanos nos recordarían a los emprendedores hijos del presidente Uribe.
El vicepresidente inicia la campaña con una ventaja que lo hace difícil de alcanzar. Un lustro de manejo del presupuesto, amigos beneficiados que deben cumplir sus compromisos y un fiscal que pasara su periodo explicando sus inocultables conflictos de interés que le impedirán indagar sobre las actuaciones de sus jefes políticos son el conjunto de situaciones perfectas para la llegada al poder de Vargas Lleras, quien por la mañana es santista y a la noche podría ser uribista.

Se comprueba una vez más que toda situación mala, es susceptible de empeorar.