La principal función del Defensor del Pueblo de
acuerdo con la Constitución de Colombia es la promoción, ejercicio y
divulgación de los derechos humanos. Por ello resulta impresentable que el
funcionario en ejercicio de ese cargo en la actualidad sea identificado por sus
subalternos como un recurrente acosador laboral, misógino que atropella
diariamente los derechos de los trabajadores de la entidad encargada de
promover los derechos humanos.
Mientras tanto, la Procuraduría General de la
Nación que tiene por encargo constitucional defender los intereses de la sociedad,
desde la posesión de Alejandro Ordoñez se ha dedicado a divulgar, defender y promover
la doctrina religiosa de su jefe atacando a las minorías que “contravienen” el
culto católico. La participación del ministerio público oponiéndose al
matrimonio entre parejas del mismo sexo ha sido una de las actividades
desarrolladas durante este tiempo de oscuridad en esa dependencia. Contrastan
las posiciones del procurador en materias religiosas con su ligero actuar en
materias disciplinarias donde ha sido “generoso” en la firma de revocatorias
directas de sanciones de predecesores y subalternos en favor de selectos
favorecidos.
En la Contraloría General de la República llegó
hace unos meses el exprocurador Maya Villazón a pesar de sus impresentables
cartas de presentación de sus gestiones durante ocho años en el Ministerio
Público. Conocedor el Congreso de la facilidad del exprocurador de callar
cuando es momento de denunciar, no existía candidato alguno que pudiera
competir con Maya. Desde el inició de su gestión, al mejor estilo de los
contralores departamentales y municipales, demostró que será un ministro del presidente
con funciones en el ente de control. En otras palabras, hay contraloría pero no
hay contralor.
El creador de la Universidad de la Fiscalía,
contratista de Natalia Springer y abogado de los mayores defraudadores de la
salud en Colombia tiene todavía más de tres meses para terminar de hacer
estragos en la fiscalía. La manera caprichosa en que ha manejado el presupuesto
de la entidad y ha seleccionado las investigaciones del ente acusador han
logrado poner a esa entidad en el peor momento de su historia. Quedo comprobado
que pusieron al ratón a cuidar el queso.
Los órganos de control en Colombia tienen un
acosador laboral como defensor del pueblo, un fanático religioso como
procurador, un mudo como contralor y un abogado de hampones de cuello blanco
como fiscal. No obstante lo anterior, todos seguimos pensando que lo más
importante es firmar la paz. Mientras personajes como los mencionados sigan
manejando a Colombia, el menor de los problemas del país es que exista o no
guerrilla. La paz comenzara a asomarse cuando dejemos de hacer venías a esta
clase de individuos que tiene secuestrado el Estado desde siempre y caminan
impunes a la vista de todos.
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