Alejandro Ordoñez Maldonado
es un reflejo de la manera como se ejerce el poder en el sector público en
Colombia. Hace cuatro años, sus excompañeros del Consejo de Estado lo ternaron
con varios meses de anticipación a la elección, situación que le permitió hacer
una prolongada campaña, en la cual convenció a todos los sectores del Senado de
apoyar su postulación a la Procuraduría General de la Nación. La Corte Suprema
de Justicia, demoró varias sesiones la elección de su candidato, razón por la
cual cuando eligió a Camilo Gómez, ya no existía manera de hacer contrapeso a
la segura designación de Ordoñez. El Presidente Uribe postuló al profesor
Bustillo a sabiendas que tendría más posibilidades de ser designado Fernando
Vallejo santo pontífice en un cónclave, que el noble profesor en la Procuraduría.
Una vez posesionado en el cargo,
suscribió su primer fallo absolviendo de manera escándalos a los
Ministros del Interior y de Seguridad Social del proceso disciplinario que su
antecesor de manera cobarde no terminó. Y allí comenzó su cruzada por las buenas costumbres y su obsesivo tema de obstrucción
a las políticas de planificación familiar, a pesar de que una de cada
cinco adolescentes colombianas es madre.
Una vez finalizó el gobierno
del Presidente Uribe, arremetió contra los funcionarios de ese gobierno y se
convirtió en su perseguidor. Descubrió
todas las faltas disciplinarias una vez que los funcionarios no detentaban
ningún poder. Los procesos disciplinarios avanzaban de acuerdo al poder
político de los cuestionados. De esta manera, en el escándalo de la entrega de
dineros por departamentos y municipios a Fiducias para su administración que
finalizó con la pérdida de millonarias sumas de dinero, descubrió que los culpables
eran los Tesoreros y Secretarios de Hacienda y procedió a absolver Alcaldes y
Gobernadores, que en algunos casos habían sido condenados en primera instancia
como González Mosquera del Cauca. Las Procuradurías Regionales continuaron como
en épocas de Maya Villazón convertidas en estancias temporales de recomendados
políticos de sus electores. .La campaña para la reelección no comenzó hace unos
meses cuando en el diario El Tiempo solicitó al Presidente que lo ternara sino
hace un par de años cuando absoluciones como las señaladas comenzaron a
favorecer a aliados políticos de sus electores, los Senadores de la República.
Ante la invitación pública
del Consejo de Estado para los aspirantes a la Procuraduria y la demora del
Presidente en la nominación de su candidato, la Corte Suprema de Justicia, la
misma que hace cuatro años demoró meses la elección de su candidato después de
un proceso de selección con varios aspirantes, decidió en una sola sesión que
su candidato era Ordoñez, coincidencialmente el mismo superior jerárquico de familiares y
amigos de varios magistrados.
Para evitar
inhabilidades a la hora de votar, la
actual esposa del Presidente del Senado, Roy Barreras renunció a su cargo en la
Procuraduría. A Ordoñez lo elegirá, el mismo Senado que votó sin inmutarse la
Reforma a la Justicia y su victoria será avasallante. A Corso, Iragorri,
Benedetti y compañía poco les importa que el representante de la sociedad sea
fanático o ateo, siempre y cuando los funcionarios que designa sea
coincidencialmente amigos suyos. Mientras todos discutíamos sobre el aborto,
los derechos de los homosexuales y la castidad del Procurador, Ordoñez ajustaba
los votos para prolongar cuatro años su permanencia en el Ministerio Público.
Una vela a Dios y otra al diablo. Su reelección como representante de todos en
cierto modo nos da una idea de la sociedad que hemos forjado en la cual un funcionario público se burla ante todo un
país de una decisión judicial que le ordena una rectificación y en cambio realiza
una ratificación.