El caso de Carlos Mattos pasara a convertirse en un símbolo
de la “justicia” en Colombia. Para ganar un millonario pleito hace mas de un
lustro, el autoproclamado filántropo, lideró una empresa criminal que manipulo
el reparto de un proceso judicial para direccionarlo al despacho judicial
presidido por un delincuente, quien luego de acordar el precio de sus
decisiones, adoptó una serie de medidas judiciales que debilitaron la posición
de la parte contraria y permitieron que el “exitoso empresario” forzara una
negociación favorable a sus intereses. A finales del año 2016, sus abogados se fotografiaban
al lado del triunfador del momento bajo titulares referidos al poderoso “team dream”
que había doblegado una multinacional.
Un par de años después del resonado éxito, en una columna
escrita por Daniel Coronell, -quien pareciera hacer las veces de fiscal en el
país-, en la desparecida revista Semana, que ahora paso a ser una mezcla de Vea
y El Espacio, se denunció a un juez del circuito de Bogotá que fue a comprar un
vehículo en efectivo a un concesionario en Bogotá. Esa denuncia obligó a la Fiscalía
General de la Nación a realizar averiguaciones que terminaron en las
detenciones de abogados y funcionarios judiciales involucrados, unos como sobornados
y otros como sobornadores. Al poco tiempo se conocería que los generosos
sobornos se habían realizado también en otro proceso judicial, en el cual, el
apoderado de Mattos en 2016 era el ahora
fiscal, Nestor Humberto Martínez, quien
había sido elegido en el cargo luego de la farsa de un concurso público
realizado por el gobierno de Juan Manuel Santos para seleccionar la terna para
el cargo, para luego ser ungido por la Corte Suprema de Justicia liderada en aquella
época por selectos miembros del Cartel de la Toga, liderados por el hoy “exiliado”
Leonidas Bustos, amigo cercano del fiscal anticorrupción nombrado por Martínez
y detenido en Estados Unidos por recibir sobornos del exgobernador de Córdoba
Lyons, quien, a su vez, por saquear el departamento de Córdoba y entregar a la
justicia al incorruptible investigador disfruta de las mieles de la impunidad
en Florida.
A partir de allí el “exitoso empresario” como repiten
nuestros medios en sus crónicas, resolvió dedicarse a dilatar y embarrar el
proceso en su contra. Viajó a sus segunda patria desde donde vendió la idea de
una persecución en su contra y durante tres años burló a la justicia. Cuando finalmente
fue extraditado y siguiendo las ideas de su consigliere, jugó sin éxito la
carta de hacerse pasar por loco y enfermo en las audiencias judiciales. A los
pocos días de su detención en la inexpugnable cárcel Modelo de Bogotá
compartiendo celda con el delincuente Emilio Tapia y con teléfono a su disposición
solicito a la Fiscalía un preacuerdo. La fiscal que transmitió al autoproclamado abogado más brillante de su
generación que hoy ejerce como fiscal, fue despedida de manera fulminante por
esa indiscreción. Pocas semanas después, y al mismo tiempo que nos saturaban de
información sobre el homicida del hermano y su madre, la fiscalía presentaba un
preacuerdo ante un juez penal en el cual el doctor Matos se comprometía a
resarcir a la administración de justicia con el pago de dos millones de dólares
y a cambio se incomodaría con una pena de 56 meses de prisión.
Se desconoce la fórmula utilizada para llegar al valor
de la indemnización por el “ente investigador”. En las noticias de 2016 se indicaba
que el acuerdo logrado por el dream team había sido por valor de 100 millones
de dólares. Con unas migajas y unos pocos meses de cárcel, el delincuente la ha sacado barata.
Sumando tiempos anteriores y gracias a sus labores de estudio en el inexpugnable
penal en que se encuentra, no sería difícil ver al protagonista en el mundial
de Qatar.
Y su colaboración con la justicia? El determinador del
soborno y líder de la organización criminal también será testigo en lo que queda
del proceso contra el juez Huertas, quien dicho sea de paso, siguió ejerciendo como
administrador de justicia hasta hace pocos meses. Es decir, la colaboración consistirá
en ser testigo en un caso que ya esta definido.
Imagínese por un momento diseñar y ejecutar todo el procedimiento
para sobornar a dos jueces, lograr decisiones favorables, beneficiarse de
ellas, obligar a su contraparte a negociar en desventaja al tener los jueces en
el bolsillo y luego indemnizar la “justicia” con menos del 5% de lo obtenido y un par de años de prisión en el pero de los
casos. ¿Sera tan flexible la fiscalía para casos similares? ¿Podrá otro
procesado realizar una oferta irrisoria en cuanto a lo obtenido y esta ser
aceptada? Desde luego que no. Nunca fue más cierto que la justicia es para los
de ruana
En el caso Mattos, es una afrenta superior a la
justicia la manera en que se llego al acuerdo y el monto del mismo que los aberrantes
delitos cometidos. Los casos de Mattos y Lyons se convierten en incentivos para
los delincuentes de cuello blanco, quienes verifican estos precedentes y los
cuantifican como una cuenta contingente menor en desarrollo de su negocio. Aquí
todo tiene precio.