En Octubre de 2015 el presidente Santos se disfrazó
de operario y puso en marcha la unidad de crudo de la renovada refinería de
Cartagena. En su orgulloso discurso indicó que debido a las obras realizadas
esta refinería era no sólo la más moderna de América Latina sino del mundo. El
estilo de Santos ha sido siempre referirse a las cosas que pasan en su gobierno
como hechos que no pueden equipararse con ninguno anterior y marcan momentos en
la historia universal. (“la menor inflación en veinte años, la menor tasa de desempleo, la resolución más apoyada en la historia de la ONU, etc)
El modesto presidente de Ecopetrol comentaba
por los medios de comunicación por esas mismas fechas las bondades de una obra
que solo había costado 8.000 millones de dólares. La moderna refinería sale a
operación con el precio del barril de petróleo a la baja pero eso no tiene
ningún inconveniente debido a que en Colombia la gasolina se paga como si el
barril todavía estuviera costando 100 dolares.
A menos de cuatro meses de la publicitada
inauguración de la obra “más importante de la historia del país” se conocen los
sobrecostos de la misma que superan el valor de venta de Isagen. A partir de
ese momento, todos lo que se fotografiaron en la inauguración de la refinería
comenzaron a declarar ante los medios de comunicación que de existir dichos
sobrecostos, todos era consecuencia de las malas decisiones adoptadas en el
gobierno anterior cuando iniciaron las obras y que en los cinco de los seis
años en que el actual gobierno manejo el proceso lo que se hizo fue adoptar
medidas correctivas. Las imágenes de los Ministros de Hacienda y Minas con el
presidente de Ecopetrol,-quien previo a la rueda de prensa había recibido la
ceniza más grande y perfecta que se recuerde al inicio de una cuaresma-
indicando siete años después de los hechos que el contratista que desarrollo el
proyecto estuvo mal seleccionado y que se encuentran prestos a reclamar los
sobrecostos daban una mezcla de risa y tristeza. El Ministro de Hacienda,
experto en conciliaciones ruinosas para el Estado es quien comandara las negociaciones para
lograr un acuerdo con los contratistas que estuvieron de fiesta un lustro construyendo
la refinería más moderna del mundo. Suerte a los asesores jurídicos de
Cárdenas, quienes responderán por cualquier exabrupto en una conciliación, pues
el Ministro las firma pero no responde por ellas. El Secretario General y el Director Jurídico
del Ministerio de Transporte de 1999 pueden dar un testimonio del estilo Cárdenas para responder por sus
actuaciones.
El abogado de Saludcoop y futuro embajador en
Alemania se acordó esta semana del escándalo de Reficar y envió unos fiscales a
solicitar documentos y revisar computadores en Cartagena. El contratante de Natalia Springer aplicara en
los últimos días de su gestión para este caso la misma energía que utilizó para
el esclarecimiento de los hechos del mayor fraude a la salud de la historia de
Colombia. Hay tantos involucrados en la cadena alimenticia de este negociado que
los únicos que peligran son quienes no tengan influencia en altos niveles. Por
ello, contratistas intermedios serán quienes verán la lupa de la fiscalía y los
entes de control. Los gringos, avisados con anterioridad de lo que iba a
ocurrir desarmaron su operación en Colombia y solo dejaron el cascarón. En honor al estilo Santos, un cercano asesor legal
de Reficar podría integrar la terna para la próxima elección de fiscal y de
esta manera darle un entierro de quinta a las investigaciones de este escándalo. Las
acciones del fiscal que termina su periodo próximamente se convierten en un
precedente para este tipo de acciones.
La agitada agenda nacional desplazar este tema
en pocas semanas o días. El resto del año se irá entre la finalización de los
acuerdos con las farc y Julito entrevistando gurus internacionales que opinen
sobre la nominación del presidente y Timochenko para el premio nobel de paz.
Con la vieja estrategia de la distracción, mientras todo el país discutía sobre
el proceso de paz, se pagaba la construcción de la refinería de Cartagena sin
mirar las cuentas de la misma. Nada diferente puede esperarse de un gobernante
que gasta millones en almendras y cortinas. Hace años que el principal problema
del país no es la guerrilla sino la corrupción pero nadie parece darse cuenta.