jueves, 18 de junio de 2020

Barranquilla y las consecuencias de la concentración del poder.


En medio de la crisis sanitaria ocasionada por el Covid 19, durante las últimas semanas el departamento del Atlántico y la ciudad de Barranquilla se han convertido en noticia nacional por el alto número de personas contagiados y una curva creciente de fallecimientos. Destaca la poca información que los medios locales difunden sobre la situación y la inexistencia de debates en concejos municipales y asamblea departamental sobre las actuaciones de los ejecutivos locales. Las únicas noticias sobre la realidad se consiguen por redes sociales o por intermedio de personas que suplican sea conservado su anonimato antes de realizar comentario alguno. El miedo a las represalias que puedan tomar los dueños del poder es tan grande que la única expresión que se acepta para calificar la gestión de los mandatarios es el aplauso. Se rechaza y condena cualquier manifestación que pretenda pedir explicaciones, por más sencillas que están sean. A este punto se ha llegado después más de una década en el poder realizando el mayor gasto en obras civiles en la historia de la ciudad gracias al endeudamiento autorizado de manera dócil por un Concejo que desde hace varios años solo realiza la función de notario.

Peter Waldmann en su obra sobre el Peronismo 1943-1955 (Edit.Eduntref, 2009) al referirse al  control de gobiern, distingue tres estrategias políticas principales: Unificación, depuración y ajuste. En Barranquilla el proceso de unificación y control de las fuerzas política y sociales se comenzó a desarrollar desde la primera administración del clan. El Concejo Municipal, institución con alto grado de descrédito que al iniciar el siglo XXI fue protagonista de grotescos escándalos de corrupción por falsificación de documentos para lograr pagos e indemnizaciones a personas que nunca laboraron allí, resolvió apoyar de manera decidida los planes de desarrollo fundados en endeudamiento, lo cual reportó importantes beneficios. Ya van más de 12 años de dejar hacer y dejar pasar. Los órganos de control se convirtieron en oficinas alternas de la administración municipal, que son entregadas a los ungidos con meses y años de anterioridad y en la práctica son defensores de oficio del mandatario local. Las actuaciones de entes nacionales como la Fiscalía, Procuraduría y Contraloría se neutralizan desde el Congreso y de cuando en vez se manda a los leones un funcionario medio para divertir a las tribunas. El caso de la Triple A es un buen ejemplo de la manera de actuar. La consigna es matar al mensajero. Los medios locales fueron beneficiados por abundante pauta oficial, que unida a la propiedad de la principal emisora de la Región permite mostrar una realidad virtual de felicidad. En este periodo de expansión económica, los contratistas elegidos muestran un agradecimiento perenne a sus auspiciadores que tiene como consecuencia que cualquier opositor encuentre las puertas del sector público y privado cerradas, por lo cual se corre la voz que no es negocio “hablar mondá” del más eficiente alcalde que ha tenido la historia de Colombia.

La estrategia de la depuración se aplicó al sacar del camino a cualquier persona, animal o cosa que indicara al emperador que estaba desnudo. La aniquilación moral de Bernardo Hoyos con los procesos penales y la cooptación de parte de su movimiento terminó la competencia política. Desde hace ocho años, la designación de Alcalde no se realiza el día de las elecciones, las cuales son un simple trámite formal, sino que dependen de la decisión del dueño del equipo de la ciudad. A lo anterior se suman las facultades extraordinarias para endeudar a la ciudad sobre vigencias futuras que ha permitido la revolución del pavimento con cargo a la tarjeta de crédito que se pagara en el futuro.
El ajuste, más que un medio se ha convertido en un fin, al vender toda esta nueva situación de poder sin límites como un modelo de administración apoyado masivamente por los ciudadanos. De allí, las encuestas y los Julitos “asombrados” por los índices de popularidad cercanos al 100%. Nunca vivió nadie en un lugar más feliz.
De una plaza que tenía una competencia política  con ofertas variadas se pasó a una etapa distinta, en la cual, los mandatarios son elegidos por nominación del mandamás del clan. El relato se encontraba en su momento cumbre hasta que llego el coronavirus. Y entonces, emergieron las dos o tres ciudades que existen dentro de la misma ciudad. Al principio de la pandemia, cuando las cifras fueron favorables se repitió el guión conocido de los mejores administradores del globo terráqueo. Cuando las cosas comenzaron a complicarse se negó la realidad y en la actualidad, ante un colapso eminente se pide el apoyo ciudadano. Esta prohibido pedirle explicaciones a los mandatarios. El que las pida, debe despedirse de la generosa pauta oficial, el patrocinio de las empresas del clan y los anuncios de los contratistas.
Mientras todo esto ocurre, debe salvarse la coronación del rey Arturo como presidente del Congreso a pesar de la citación de la Corte Suprema de Justicia a rendir versión libre. Esos tiquetes ya se compraron y no tienen reembolso. Acaso otra razón para abstenerse de divulgar noticias sobre la verdad de lo que ocurre.

Deseosos que venga rápido agosto, el asunto se resolverá contratando dos o tres jugadores de renombre para el equipo del a ciudad y poniendo al diario de la familia del alcalde y a las emisoras locales a hablar todo el día del campeonato de fútbol. La fórmula de pan y circo sigue funcionando 2000 años después.

En algunos meses se estará comentando del liderazgo de nuestros mandatarios locales y departamentales que salvaron la región de la más cruda pandemia que hubiere asolado la faz de la tierra. Nadie pedirá explicaciones de nada e iniciaran los almuerzos donde el clan designara sus próximos mandatarios en alcaldía y gobernación.  

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