martes, 10 de diciembre de 2013

Petro y las consecuencias de hacer pactos con el diablo.


Hace cinco años el exmagistrado Alejandro Ordoñez Maldonado tenía razones para estar contento. Acaba de ser elegido por el Senado como Procurador General de la Nación de manera apabullante. Con 81 votos a favor había vencido a Camilo Gómez y Germán Bustillo, quienes habían sido ternados por la Corte Suprema de Justicia y el Presidente de la República. La “campaña” que precedió su elección fue desigual debido a que mientras Ordoñez fue ternado por sus excompañeros del Consejo de Estado con meses de anticipación a la elección, sus contrincantes fueron designados con días de anticipación a la misma, situación que permitió que Ordoñez realizara acuerdos burocráticos con sus electores sin competencia alguna, lo que  explica la importante votación obtenida. Para el momento de su primera elección, Ordoñez era conocido en Santander pero con escasa visibilidad a nivel nacional. Los únicos hechos por los cuales había obtenido figuración fueron la demanda a Daniel Samper Ospina y Fernando Vallejo por una publicación de la Revista Soho en la cual se hacía una representación de la crucifixión de Cristo y por su paso como presidente del Consejo de Estado donde resolvió cambiar un cuadro de Francisco de Paula Santander en una sala de juntas por un crucifijo. Para la fecha de su elección eran conocidas sus ideas sobre la libertad de expresión y su nostalgia por el estado confesional que terminó con la Constitución de 1991.

Como es costumbre en el Congreso  de Colombia, lo que prevalece a la hora de entregar un voto por un funcionario que realizara funciones públicas en las cuales tendrá poder para designar personal son los acuerdos burocráticos por encima de cualquier tipo de consideración. La habilidad del exmagistrado para realizar este tipo de convenios y garantizar la designación en las procuradurías regionales y provinciales a los recomendados de los  caciques de siempre aseguró su elección. Por ello, en ese momento sorprendió el apoyo que el entonces Senador del Polo Democrático Gustavo Petro  dio a la elección de Ordoñez en el Senado. Debido a las suspicacias por su decisión, incluso en el seno de su partido, el Senador Petro expidió un comunicado en el cual explicaba su voto por Ordoñez, en el cual decía entre otras cosas: "Nuestro compromiso con los derechos humanos, el medio ambiente, las reivindicaciones de las mujeres y en especial las de las minorías en su condición de población más vulnerable, incluidas las minorías sexuales, constituyen la razón fundamental para que asumiéramos la decisión de votar en la elección del nuevo Procurador con la responsabilidad de asegurar que quien fuera designado para esa posición garantizara esos compromisos….. Analicé con cuidado las objeciones que se hicieron a su nombre y examiné algunas de sus decisiones como juez. No encontré, ni nadie hizo pública alguna de la que se pudiera concluir que había hecho uso de su investidura para darle rienda suelta a su fanatismo religioso..Con la famosa parodia fotográfica de la última cena que publicó la revista Soho, sintió Alejandro Ordoñez el deber de católico practicante de hacer respetar los símbolos de la religión que profesa. Para ello acudió a los tribunales y se sometió a su decisión. No nos corresponde como líderes de un Partido que defiende la diversidad, el pluralismo y la libertad religiosa, dar ejemplo de intolerancia"  El senador Petro rechazó cualquier acuerdo burocrático con Ordoñez. Sin embargo a mediados de 2009, con tan solo seis meses en el cargo, el nuevo Procurador designaba a un cercano amigo suyo, Diego Bravo Borda como Procurador Delegado ante el Consejo de Estado. En dicho cargo se mantendría por dos años hasta que renunció para acompañar a Petro en su aspiración en la Alcaldía de Bogotá y luego como Gerente de la Empresa de Acueducto de Bogotá.

Pasaron pocos días del inicio del periodo del Procurador para que los ciudadanos fuéramos conociendo su talante. Su primera decisión consistió en absolver a los Ministros del Interior y Protección Social de las acusaciones de haber realizado acciones contrarias a la ley para lograr el voto de parlamentarios para la reforma constitucional que permitió implantar la  reelección presidencial. Aprovechando que el anterior Procurador en una muestra de su carácter dejó sin firmar la decisión que ponía fin a ese proceso disciplinario, modificó la valoración probatoria y absolvió a los exministros. Debido al rechazo de la opinión pública, en tiempo récord armaría otro proceso disciplinario contra el Ministro del Interior que daría como resultado su destitución y serviría para demostrar que no tenía compromisos con el Gobierno de Uribe. A continuación, comenzaría su cruzada contra los derechos de los homosexuales e impediría el cumplimiento de la Sentencia de la Corte Constitucional que estableció los casos en los cuales era permitida la interrupción del embarazo. Se iniciaría una selección de personas a las cuales se aplicaría con todo rigor las normas disciplinarias y otras que tendrían inmunidad total con relación a dichos preceptos legales. En dicha deformación de la función pública, persiguió a Alonso Salazar hasta decretar su destitución mientras que creo nefastos precedentes en materia disciplinaria que permitieron que los Gobernadores y Alcaldes que protagonizaron el escándalo de las fiducias fueran exonerados de responsabilidad mientras sus subalternos eran condenados. La segunda instancia comenzó a tener un manejo especial que permitiría que casos como el del Concejo de Villavicencio en pleno que eligió como Contralora Municipal a una persona inhabilitada y por el cual fueron destituidos los concejales  en primera instancia fuera “milagrosamente” revocado en segunda. Ordoñez  llegó a la Procuraduría General de la Nación  a poner en práctica los mismos métodos de Alejandro VI (el papa Borgia)

Con su elección como Alcalde Bogotá, Gustavo Petro comenzó a adoptar decisiones en las cuales se evidenciaba nula planeación y parecían prevalecer sus conceptos personales por encima de los técnicos o legales. El constante cambio de funcionarios en puestos claves revelaba que quien no estaba con Petro estaba contra él. La manera acelerada y desordenada  en la cual ejecutó el cambio del modelo de las basuras en Bogotá fue la oportunidad que sus contradictores estaban esperando para pasar viejas cuentas de cobro. Que tuviera razón en sus denuncias no significaba que no tuviera que respetar las formas. Lo que ocurrió en adelante era previsible. Una batalla de dos megalómanos.  Petro, el reivindicador de la clases populares y Ordoñez el paladín de la lucha contra la corrupción. Por nuestro actual ordenamiento jurídico, quien tenía la de ganar era el Procurador, quien para el pesar de muchos cuenta con las facultades legales para destituir e inhabilitar a funcionarios elegidos mediante el voto.  Y con base en esas facultades, destituyó y terminó la carrera política de su antiguo elector y su exprocurador delegado. Todos los adjetivos con los cuales califica hoy el alcalde destituido al actual procurador no eran desconocidos hace un lustro, cuando el entonces senador  apoyó con su voto la elección de Ordoñez.  Que no nos venga  ahora con cuentos de golpes de estado, extralimitaciones de funciones o turbias conspiraciones. Cuando se le vende el alma al diablo, debe recordarse que éste algún día reclamara la misma. El voto de ayer permitió la llegada del oscuro personaje que hoy entierra su carrera política y nadie puede alegar su propia culpa para eximirse de responsabilidades.

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