lunes, 17 de abril de 2017

Humberto De la Calle y la “salvación de Colombia”

El doctor Humberto de la Calle Lombana,  registrador en el Gobierno de Virgilio Barco, ministro en el Gobierno de César Gaviria, vicepresidente y embajador de Ernesto Samper, ministro y embajador de Andrés Pastrana, embajador de Alvaro Uribe y jefe del equipo negociador de Juan Manuel Santos se lanza nuevamente a la presidencia de la república, 23 años después de su primer intento, cuando perdió en la consulta interna del partido liberal con Samper, a quien se uniría después convirtiéndose en su candidato a la vicepresidencia, a la cual renunciaría en mitad del periodo cuando se convenció que el elefante se quedaría en su cargo la totalidad de su periodo y no existía la posibilidad que él fuera Presidente. (Decía Serpa sobre De la Calle en esa época, meses antes de su renuncia: “ Esto dijo el armadillo, sentado en un palo de coco, ni me subo, ni me najo ni me quedo aquí tampoco.”)
En el interregno de sus repetidos cargos como servidor público el doctor De la Calle por sus propios méritos ha integrado millonarios tribunales de arbitramento en los cuales se ventilan demandas contra la Nación.   ( Al último de ellos renunció y devolvió los honorarios pues tenía poca presentación ser negociador de paz medio tiempo y el otro medio ejercer la profesión de abogado en litigios en los cuales una de las partes era una entidad estatal.)  El barcogavirisamperpastraurisantista De la Calle representa a la perfección a aquellos personajes que posan de tecnócratas pero terminan siendo más habilidosos y acomodados que los roys barreras del común.
Su escudo para estas elecciones es la continuación del proceso de las farc. Solo él puede garantizar la continuidad del proceso con las farc que es amenazado por la “Colombia creyente” representada en el exprocurador cuya elección fue anulada por intercambiar puestos en la entidad que dirigía por su nominación con los miembros de la Corte Suprema de Justicia y por el Centro Democrático del presidente Uribe que no ha podido escoger un candidato presidencial que tenga reconocimiento nacional y jure lealtad eterna a su mentor, razón por la cual no descarta ninguna alianza.
Colombia parece detenida en el tiempo en cuanto a las personas que hoy tienen al mando la dirección de algunas entidades públicas y algunos de los futuros candidatos presidenciales. La Procuraduría es ejercida por el exministro de Gaviria sancionado por sus actuaciones como Ministro en las épocas de Escobar pero liberado de dicha mancha por la mano revocadora del actual Contralor. La Contraloría es ejercida por el exprocurador Maya con la misma intensidad que actúo en el Ministerio Público, es decir, que salvo funcionarios de tercer nivel a quienes les embargaran hasta la risa, nadie se verá afectado por los procesos fiscales. La fiscalía es ejercida por el exministro de Justicia de Samper, exministro del Interior de Pastrana y fundador de Cambio Radical, quien además ejercía su profesión a la firma que recibió la adjudicación de la Ruta del Sol II  con bases a sobornos pero a quien le parece que no existe ninguna incompatibilidad entre haber sido abogado de los sobornadores y ser el fiscal que investigara los delitos que cometieron sus antiguos clientes.
Estos funcionarios de todos los gobiernos, abogados en representación de intereses del Estado o contra el Estado cuando no están ejerciendo funciones públicas son parte del establecimiento que se ha devorado a Colombia en las últimas décadas. La falsa dicotomía entre santismo y uribismo es esa. Si gana el representante de cualquiera de estas dos corrientes, los Martínez, Mayas. Roys Barreras, Carrillos y De la Calles de todos los pelambres seguirán plácidamente devorándose el Estado como servidores públicos, árbitros de millonarios litigios o abogados de intereses privados que tienen interés en decisiones estatales sin  siquiera ruborizarse.  Para evitar que los ciudadanos piensen en opciones distintas  se  dice que escoger a personas diferentes a las que han gobernado este país por décadas es ir tras los pasos de Venezuela. El éxito de esta promoción del miedo tendrá como consecuencia que en un año escojamos entre personajes de la talla de Vargas Lleras y Ordoñez que con mínimos matices seguirán gobernando en la misma línea de siempre, para los intereses de siempre.
Que en el año 2018 un camaleón como De la Calle sea una opción real a la presidencia es un síntoma alarmante de que nuestra generación no produjo líderes diferentes a los hijos de los mismos que se han merendado este país sin reparo alguno. El tema de fondo no es decidir entre uribistas y santistas que representan lo mismo y a los mismos sino entender que  la única manera de esperar un cambio en  este país es elegir a alguien que proponga algo distinto a repartir mermelada. Sergio Fajardo, Claudia López y Jorge Robledo podrían ser una alternativa si unen sus fuerzas y no fraccionan el voto independiente. Lo contrario es seguir viendo a los desvergonzados de siempre saltando de cargo en cargo, de gobierno en gobierno sin responder por su actos.


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