sábado, 31 de agosto de 2019

Cuando todos se burlan de la justicia.


Existió hace algunas décadas un país en el cual la posibilidad de afrontar un proceso judicial por las actuaciones ilegales de los ciudadanos era un elemento que servía para disuadir a aquellos que consideraban cometer actos ilegales. La explosión del contrabando en los setenta y el narcotráfico en los ochenta, tuvo entre algunas de sus consecuencias negativas, la pérdida de temor por parte de los delincuentes a ser procesados debido a la posibilidad de transar o intimidar a las autoridades. De esta manera, mientras en el discurso para la galería se anunciaba que caería todo el peso de la ley a sus infractores, en la sombra se volvió una práctica de comúnla  aceptación el porcentaje que debía reservarse para arreglar problemas judiciales.
La práctica anterior que inició con contrabandistas y mafiosos, se extendió después de los noventa a los “nuevos ricos” que se aprovecharon de la descentralización promovida por la Constitución de 1991 y asaltaron presupuestos municipales y departamentales a discreción con el consentimiento y hasta admiración de todos los organismos de control. La reciente detención del Contralor de Antioquia revela una práctica corriente en Colombia. El primer acto de un Gobernador o Alcalde de cualquier departamento o municipio del país es “dirigir” la elección en la Asamblea Departamental o Concejo Municipal de un personaje cercano que se encargara de encubrir sus actuaciones durante su periodo y revelar las actuaciones de algún rival político si las circunstancias así lo ameritaran. Quien maneja el presupuesto paga la elección de su compadre y acuerda una participación por su labor en los próximos 4 años. El incumplimiento en la entrega de la tajada acordada es lo que causara actuaciones de tipo fiscal contra el mandatario en su periodo. Por supuesto que existen excepciones, pero son eso, excepciones. El proyecto de reforma constitucional que espera regresar al control previo por parte de la Contraloría aumentara exponencialmente la tajada de los contralores en los próximos años.
Ante la normalización de este tipo de conductas por los “líderes” de la sociedad, la relajación en el cumplimiento de las obligaciones por parte de los ciudadanos en general no se hizo esperar. De esta manera, en la actualidad son pocos los que se preocupan por incumplir sus obligaciones, debido a que la lentitud de la rama judicial permite las más de las veces, que las sentencias de los jueces queden para enmarcar sin poder ser efectivamente cumplidas. En campos como el derecho penal, se busca es un apoderado que dilate indefinidamente el proceso para que el vencimiento de términos permita la obtención de la libertad de los presuntos delincuentes. Por no hablar de las detenciones domiciliarias de hampones como el ex presidente de Interbolsa quien era maduro para cometer los delitos pero de la tercera edad para pagar sus condena en centro carcelario.
Ese nuevo estado que se ha desarrollado en los últimos años donde la corrupción es la mayor fuente de ingresos no quiere ser modificado pues existen grupos que derivan altos ingresos de estas actividades. En departamento como Guajira y Norte de Santander son delincuentes condenados por homicidio quienes dirigen desde la cárcel la política regional, de la misma manera en que Pablo Escobar desde la Catedral seguía manejando sus negocios.  De ese estado de cosas se aprovecha tanto políticos de izquierda como de derecha. Pasan sus “condenas” en escuelas de caballería o brigadas militares en unas condiciones que envidiaría el común de los ciudadanos en Colombia.
Un par de ejemplos: García, el viceministro que “actúo solo” y contraviniendo los principios de su presidente le adjudicó el contrato a Odebrecht y sus socios de la Ruta del Sol II y recibió a cambio 6,5 millones de dólares está próximo a redimir su pesada condena que será de menos de tres años efectivos de prisión. El Director de Invias del mismos Gobierno que salió de su cargo destituido por el actual embajador ante la OEA por alterar documentos,y se convirtió en contratista y enlace de Odebrecht, jamás fue procesado y por el contrario es un cuadro de su movimiento político.
De esos pozos vienen personajes de la catadura de NHM, apoderado de sobornadores de jueces por la mañana, super ministro con participación en instancias que definen contratación por las tardes y fiscal luego de “concurso público de méritos”. El problema del país, las facultades de derechos y los abogados es rediseñar el sistema judicial con la finalidad que las diferencias se tramiten en los juzgados y no en las sombras al estilo Mattos.
Esa discusión que debería ser central en la actualidad no tiene cabida porque el caudillo del siglo XXI  que tiene un presidente que realiza funciones protocolarias tiene como propósito que sigamos discutiendo lo mismo que hace veinte años con la finalidad de no explicar ninguna de sus oscuras actuaciones, atribuyendo cualquier solicitud de explicaciones a una conjura política en su contra.  
Nota al margen: Mucho se habla de la traición de Santos a la “doctrina uribista”  pero a 30 años de la muerte de Luis Carlos Galán nadie parece recordar que el enterrador del ideario galanista fue el personaje que su hijo nombró como su sucesor en sus exequias. Después de llegar al poder por la sombra de Galán que aparecía hasta en los afiches de su campaña, César Gaviria implantó un modelo económico y unas políticas propias ajenas a la de Galán, además negoció con los mafiosos su entrega a la justicia y después acordó con peligrosos delincuentes su indemnidad para ayudar al Estado a terminar con Escobar. Realizó alianzas con Santofimio en el Congreso a pesar de sus conocidos antecedentes para esas fechas. Galán fue asesinado el 18 de agosto y sus ideas desaparecieron a los dos días cuando sus banderas fueron entregadas al actual director del partido liberal.


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