martes, 7 de agosto de 2012

Las fábulas de Santos


“Es difícil y duro, uno tiene que tomar decisiones y estar dispuesto a gastar su capital político. Tiene que estar dispuesto a que lo chirlen (griten) en todas las plazas públicas. Conmigo lo hicieron, quemaban retratos míos en las plazas de Colombia, y mis hijos, que eran pequeños, me preguntaban por qué cuando lo veían en televisión; yo les decía que era un reconocimiento porque el humo subía donde estaba Dios, pero era mentira. Me quemaban porque todo el mundo estaba en contra de las decisiones muy duras que nos tocó tomar. Uno no sale de la crisis sin hacer grandes sacrificios…” (Entrevista de Juan Manuel Santos con www.huffingtonpost.es, agosto 5 de 2012, reproducida en El País de España y Semana versión digital)
Cuando los vanidosos llegan al poder una de sus obsesiones recurrentes es modificar la historia para convertir cualquier acción intrascendente que hubieran realizado en una aventura épica en la cual su valor y decisión fueron fundamentales para cambiar positivamente el curso de los hechos.  El actual presidente colombiano no es una excepción. En la entrevista reseñada, con su habitual humildad recomienda al presidente español Mariano Rajoy  adoptar decisiones impopulares para superar la crisis sin importar su costo político, en la manera que él lo realizó siendo Ministro de Hacienda en la administración de Andrés Pastrana.
El vértigo con el cual  suceden los acontecimientos en el mundo actual hace que una década parezca una eternidad y pareciera que debido a ello existe licencia para crear sucesos que nunca ocurrieron y presentarlos como reales. Simplemente, para recordar: Santos fue Ministro de Hacienda en el periodo comprendido entre el 12 de julio de 2000 y el 7 de agosto de 2002. Con el lema de “sudor y lágrimas” asumió el Ministerio y contra la popularidad del presidente en ejercicio adoptó medidas de ajuste que contribuyeron a mejorar la situación de la economía. Salvo que el diario de propiedad de su familia en esos años hubiera decidió ocultar información, no se  recuerdan silbatinas ni quemas masivas de fotografías del ministro en plazas públicas y mucho menos pérdida de capital político, activo del cual carecía hace un par de lustros. Para hacerse una idea del reconocimiento y favorabilidad de su imagen por esos años, puede decirse que es equivalente a la del actual Ministro del Interior, Federico Renjifo en el presente. Lo anterior explica las razones de entregar esas declaraciones a una publicación del exterior.  La ficción se vuelve historia. Y pensar que nadie recuerda que la primera propuesta pública de entregar una zona desmilitarizada a la guerrilla para adelantar conversaciones fue realizada por el actual presidente. (http://elpais.com/diario/1997/10/15/internacional/876866401_850215.html)

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