Cuando se habla de
maquinarias políticas, caciques, compra
de votos y prácticas malsanas en la política colombiana hay nombres y apellidos
que se han convertido en sinónimos de
las anteriores palabras, con la particularidad que muchos de sus protagonistas
y su descendencia continúan en la actividad política sin ninguna sanción por
parte de jueces ni entes de control. Un representante de estas casas políticas
será el encargado de ponerle la banda presidencial a Santos el próximo 7 de
agosto. Comenzará su segundo periodo el presidente reelegido haciendo su
juramento ante uno de los patrocinadores de su campaña reeleccionista que le
aseguro un holgado triunfo en las urnas en la segunda vuelta de las elecciones
presidenciales. Una foto para la historia: Un clientelista tomándole juramento
a un oportunista.
Como si el anterior símbolo fuera
poco para indicarnos con la clase de personas con las cuales llega Santos
endeudado a su segundo periodo, el gobierno ha comenzado a dejar ver el cobre
desde temprano. No solo es la disminución del presupuesto de Colciencias
después de que el presidente candidato en la campaña se ufanó en cuanto foro
asistió de su respaldo a la educación sino la reforma a la ley de regalías para
permitir que algunos proyectos de inversión sean aprobados sin la participación
de los Ocads (Organos Colegiados de Administración y Decisión) con la finalidad de
“disminuir las trabas burocráticas”. Con
lo anterior, todo el discurso que la Dirección Nacional de Planeación ha
mantenido desde la reforma y ha divulgado por el país sobre la importancia de
estos entes para controlar las inversiones ha quedado sin fundamento pues ahora
los proyectos se asignarán a dedo, como antes de la reforma a las regalías. Ya
elegido para su segundo mandato, el presidente por medio del Ministro Dragacol
ha informado que mantendrá el 4 por mil y prepara otra mini reforma tributaria.
El gobierno mira para otro
lado con la temible terna para la Contraloría General de la Nación con la cual
garantiza que no existirá fiscalización
en los próximos cuatro años. Se ríen tanto de las normas que hasta uno de los
ternados en menos de un par de años cumplirá la edad de retiro forzoso para
funcionarios públicos, pero eso no parece incomodar ni a la Corte que lo terno
de manera irregular ni al Senado que realizara la elección. Ambientados ya con el tono moral que tendrá este
segundo tiempo de Santos, se impulsa el nombre del expresidente Samper para
Secretario General de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). Al parecer,
los miembros de la Organización quisieron rendir un homenaje al primer Secretario
General de la Unión, el expresidente Nestor Kirchner y para ello buscaron entre los países miembros un expresidente que tuviera los mismos comportamientos
honestos y transparentes del argentino y no encontraron mejor elección que el
colombiano Ernesto Samper. El presidente
Santos apoyara la postulación del papá de su viceministro de justicia. Y como
en el país todo queda en familia, Simoncito, el hijo del César, se prepara para
asumir un Ministerio y de esta manera seguir sumando experiencia para su
destino, la presidencia de la república.
Mientras tanto, los diálogos
de paz que tanto avanzaron previos a la primera y segunda vuelta presidencial
fueron suspendidos mientras los negociadores de ambas partes se dedicaban a
temas importantes como el Mundial de Fútbol y se reanudaron el pasado 15 de
julio, Es una lástima, porque donde la segunda vuelta hubiera sido el 30 de junio
se hubiera agotado la agenda y ya estaría firmada la paz. Pero agotada la
campaña y asegurada la reelección, se volvió al ritmo anterior.
Todo lo anterior ocurre
antes de que inicie el segundo mandato de Santos, pero el tono de las
discusiones y algunas de las decisiones adoptadas hacen pensar que aunque se
ganó la reelección, se perdió el gobierno.
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