Entre los cientos de asistentes a la posesión de Juan Manuel II resaltaba la
figura de un oscuro personaje que repartía abrazos y saludos a diestra y siniestra.
No me refiero al reencauchado expresidente que estrena cargo internacional. Su
transparente proceso fue archivado hace 18 años por la Cámara de Representantes
y es cosa juzgada. Su intachable conducta es desde esa época ejemplo para los
mandatarios locales y regionales en el país. El personaje del que hablo es el
dueño de la política y los presupuestos públicos en el departamento de Bolívar
hace lustros. A pesar de haber sido condenado por sus acciones como servidor
público, dichas decisiones judiciales no tuvieron como consecuencia su retiro
de la actuividades públicas. Al contrario. La posibilidad de actuar a la sombra
aumento su poder de manera significativa. Su esposa, Piedad, la “barbie” del Congreso
tomó una curul en el Senado que mantuvo hasta que la Corte Suprema de Justicia la
llamó a juicio por presuntos nexos con el paramilitarismo. (La palabra
presuntos se utiliza en Colombia para evitar demandas de personajes que
consideran lesionado su derecho a la honra por realizar afirmaciones sin que
medie sentencia judicial) Cuando comenzaba el proceso judicial que hoy se
encuentra en la etapa de juicio, la distinguida pareja asitía a eventos
sociales como la boda de la hija del procurador Ordoñez.
Este nuevo impase no significo ninguna dificultad para éste
cacique electoral. Postulo en las elecciones de marzo a uno de sus hijos, quien
ahora es flamante senado del partido de la Unidad Nacional. El pueblo de
Bolívar con sus envidiable indicadores de educación, salud y servicios públicos
se empeña en reelegir a miembros de la misma familia para que dirigan sus destinos.
El nuevo senador se encargara de continuar la tarea de sus antecesores. Por
ello, jamás lo escucharan en debate alguno. Su labor consiste en votar los
proyectos del gobierno de turno a cambio del manejo de entes territoriales. Se
encontrara el joven senador con su tía en la misma corporación. La tía Teresita
reemplazó en su curul a su hermano Alvaro quien fue condenado a 40 años de
cárcel por la Masacre de Macapeyo en la cual fueron asesinados 15 campesiones y 200 familias
fueron desplazadas. Alvaro es uno de los dueños de la polítca en el departamento
de Sucre donde en la elecciones de marzo pasado su hermana Teresita sacó más de
25.000 votos por el Partido Opción Ciudadana (antiguo PIN), organización
política creada para recibir todos los candidatos que por razones gastricas no
eran aceptados por los movimientos políticos ya existentes. El partido Opción
Ciudadana obtuvo algo más de medio millón de votos en la última elección,
distinguiendos en sus listas como mayor elector de esa organización el hijo de Hugo Aguilar,
ex gobernador de Santander condenado a prisión por concierto agravado para
delinquir. El hermando del Senador es el actual Gobernador de Santander. De tan
selecta lista también fue elegido el hijo del Gobernador de Sucre Julio César
Guerra Tulena, impoluto personaje conocido en los medios políticos. Esos
distinguidos ciudadanos son los compañeros de partido de Teresita. Como un
homenaje a las minorías políticas, el Congreso eligió el pasado 20 de julio a
Teresita como Segunda Vicepresidenta del Senado.
Lejos de recibir una condena social por sus evidentes actos
de corrupción, el exsenador Juan José García es frecuentado por dirigentes
nacionales. Su apoyo es una garantía de triunfo en algunos departamentos del norte
del país. García se convierte día a día en un modelo a replicar en diferentes
localidades y regiones de Colombia. Ha demostrado que ante el poder económico y
político que tiene los Uribes y Santos de turno se inclinan para contar con su
favor. La Colombia real está llena de figuras como García que se adueñan de
regiones y manejan las entidades públicas como si fuera de su propiedad ante la
mirada atónita de los ciudadanos que observan como en lugar de ser señalados,
estos personajes son agasajados. Mucho esperamos del proceso de paz. Todos deseamos
la desmovilización de la guerrilla y su “inserción” a la vida civil, pero
mientras no se desmovilicen quienes han tenido secuestrado al país y sus
instituciones desde hace décadas, de nada servira la firma de un acuerdo de paz.
Ningún mensaje más contradictorio para una sociedad que aspira a ser, según
Juan Manuel II la “ más educada de Latinoamérica en 2025” que ver a delincuentes
de invitados de honor en la posesión del presidente de la república.
No hay comentarios:
Publicar un comentario