domingo, 10 de agosto de 2014

Los dueños ocultos de Colombia en la posesión presidencial.

Entre los cientos de asistentes  a la posesión de Juan Manuel II resaltaba la figura de un oscuro personaje que repartía abrazos y saludos a diestra y siniestra. No me refiero al reencauchado expresidente que estrena cargo internacional. Su transparente proceso fue archivado hace 18 años por la Cámara de Representantes y es cosa juzgada. Su intachable conducta es desde esa época ejemplo para los mandatarios locales y regionales en el país. El personaje del que hablo es el dueño de la política y los presupuestos públicos en el departamento de Bolívar hace lustros. A pesar de haber sido condenado por sus acciones como servidor público, dichas decisiones judiciales no tuvieron como consecuencia su retiro de la actuividades públicas. Al contrario. La posibilidad de actuar a la sombra aumento su poder de manera significativa. Su esposa, Piedad, la “barbie” del Congreso tomó una curul en el Senado que mantuvo hasta que la Corte Suprema de Justicia la llamó a juicio por presuntos nexos con el paramilitarismo. (La palabra presuntos se utiliza en Colombia para evitar demandas de personajes que consideran lesionado su derecho a la honra por realizar afirmaciones sin que medie sentencia judicial) Cuando comenzaba el proceso judicial que hoy se encuentra en la etapa de juicio, la distinguida pareja asitía a eventos sociales como la boda de la hija del procurador Ordoñez.
Este nuevo impase no significo ninguna dificultad para éste cacique electoral. Postulo en las elecciones de marzo a uno de sus hijos, quien ahora es flamante senado del partido de la Unidad Nacional. El pueblo de Bolívar con sus envidiable indicadores de educación, salud y servicios públicos se empeña en reelegir a miembros de la misma familia para que dirigan sus destinos. El nuevo senador se encargara de continuar la tarea de sus antecesores. Por ello, jamás lo escucharan en debate alguno. Su labor consiste en votar los proyectos del gobierno de turno a cambio del manejo de entes territoriales. Se encontrara el joven senador con su tía en la misma corporación. La tía Teresita reemplazó en su curul a su hermano Alvaro quien fue condenado a 40 años de cárcel por la Masacre de Macapeyo en la cual fueron  asesinados 15 campesiones y 200 familias fueron desplazadas. Alvaro es uno de los dueños de la polítca en el departamento de Sucre donde en la elecciones de marzo pasado su hermana Teresita sacó más de 25.000 votos por el Partido Opción Ciudadana (antiguo PIN), organización política creada para recibir todos los candidatos que por razones gastricas no eran aceptados por los movimientos políticos ya existentes. El partido Opción Ciudadana obtuvo algo más de medio millón de votos en la última elección, distinguiendos en sus listas como mayor elector  de esa organización el hijo de Hugo Aguilar, ex gobernador de Santander condenado a prisión por concierto agravado para delinquir. El hermando del Senador es el actual Gobernador de Santander. De tan selecta lista también fue elegido el hijo del Gobernador de Sucre Julio César Guerra Tulena, impoluto personaje conocido en los medios políticos. Esos distinguidos ciudadanos son los compañeros de partido de Teresita. Como un homenaje a las minorías políticas, el Congreso eligió el pasado 20 de julio a Teresita como Segunda Vicepresidenta del Senado. 

Lejos de recibir una condena social por sus evidentes actos de corrupción, el exsenador Juan José García es frecuentado por dirigentes nacionales. Su apoyo es una garantía de triunfo en algunos departamentos del norte del país. García se convierte día a día en un modelo a replicar en diferentes localidades y regiones de Colombia. Ha demostrado que ante el poder económico y político que tiene los Uribes y Santos de turno se inclinan para contar con su favor. La Colombia real está llena de figuras como García que se adueñan de regiones y manejan las entidades públicas como si fuera de su propiedad ante la mirada atónita de los ciudadanos que observan como en lugar de ser señalados, estos personajes son agasajados. Mucho esperamos del proceso de paz. Todos deseamos la desmovilización de la guerrilla y su “inserción” a la vida civil, pero mientras no se desmovilicen quienes han tenido secuestrado al país y sus instituciones desde hace décadas, de nada servira la firma de un acuerdo de paz. Ningún mensaje más contradictorio para una sociedad que aspira a ser, según Juan Manuel II la “ más educada de Latinoamérica en 2025” que ver a delincuentes de invitados de honor en la posesión del presidente de la república. 

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