miércoles, 27 de junio de 2018

Colombia: La tradición de no cumplir los acuerdos.


El 15 de septiembre de 1953 en el municipio de Monterrey (Casanare) Guadalupe Salcedo y los guerrilleros liberales del Llano acogían el llamado del gobierno de facto de Gustavo Rojas Pinilla y procedían a su desmovilización y entrega de armas. Como contraprestación por su reingreso a la vida civil y su compromiso de no volverse a alzar en armas, les fue entregado un certificado en el que se informaba que no tenían asuntos pendientes con la justicia además de un machete y un hacha. Los que entregaron primero las armas tuvieron la fortuna de recibir además de lo anterior, una libre de café.
Durante los años siguientes los líderes guerrilleros que se desmovilizaron fueron muriendo por líos de faldas como diría el abogado de Odebrecht y Corficolombiana (empresas que  mediante sobornos obtuvieron adjudicaciones de millonarios contratos) que paradójicamente ejerce en la actualidad como Fiscal General de la Nación. El 6 de junio de 1957, a menos de cuatro años de la entrega de armas fue asesinado Guadalupe Salcedo por la Policía Nacional en la ciudad de Bogotá después de haber departido el día anterior con el dirigente liberal Juan Lozano y Lozano. Su cortejo fúnebre fue acompañado por miles de personas y los guerrilleros sobrevivientes supieron que sus posibilidades se reducían a desaparecer o rearmarse ante un Estado que no tenía ninguna clase de inconvenientes para liquidarlos.  El segundo gobierno del frente nacional presidido por el abuelo de Paloma Valencia y auspiciado por el hijo del monstruo dirigió sus mejores esfuerzos a eliminar por la vía armada a las denominadas ¨repúblicas independientes” y el fracaso de su experimento de extermino dio como resultado el nacimiento de las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia.
Más de medio siglo después y luego de cientos de miles de muertos,  el nieto del expresidente Eduardo Santos (1938-1942) culminaba un proceso de negociación con las guerrillas nacidas en Marquetalia en 1964. Entre los acuerdos que realizó el Estado se habló por enésima vez de impulsar una reforma agraria integral que permitiera el acceso a la propiedad a miles de campesinos, además de algunas reformas al sistema político y la creación de una jurisdicción especial de paz (JEP) donde concurrirían los guerrilleros, militares y particulares que hubieren tendido alguna participación en el conflicto armado más largo del continente americano
La primera baja que sufrió la JEP fue por cuenta de la Corte Constitucional que eliminó la posibilidad de exigir a civiles que asistieran ante dicha jurisdicción. Su comparecencia será voluntaria. El Centro Democrático, partido del expresidente Uribe, se opuso al proceso de negociación y de manera especial a la JEP, al considerar que no era posible que guerrilleros y militares comparecieran ante el mismo tribunal.
El pasado 17 de junio fue elegido Alvaro Uribe Velez para su tercer periodo como presidente de Colombia. Ivan Duque, quien prestara juramento el próximo siete de agosto en su nombre es apenas un mandatario del caudillo que ha demostrado los días posteriores a su elección que sus funciones serán meramente protocolarias. La primera decisión del tercer gobierno de Uribe fue minar las competencias de la JEP y suspender su actuación sobre miembros de la fuerza pública, pues nada justifica que éstos sean juzgados por los mismos jueces que deberán procesar a los guerrilleros de la farc. Sin que su mandatario hubiere tomado posesión, el presidente que ejercerá sus funciones desde una banca del Senado comenzó a destruir los acuerdos de paz, impulsando el protagonismo de Paloma Valencia, nieta de Guillermo León y aspirante a la bendición del caudillo en cuatro años para convertirse en la primera mujer presidenta del país. La nieta culminara por la via legal lo que su abuelo no puedo por la armada. Y pensar que siempre se pregonó que todas las formas de lucha eran utilizadas por la contraparte.
Y….la reforma rural integral? y el proceso de restitución de tierras?...y los procesos de erradicación manual y sustitución de cultivos?...y todo lo firmado para lograr la desmovilización de las farc?  Serán palabras que se las llevara el viento. Si acabar con la JEP que era el centro del acuerdo tardó menos de dos semanas, hacer trizas el resto del documento será una labor menor. La reforma rural se aplazara para conveniencia de los patrocinadores del caudillo, la restitución de tierras desaparecerá al imponerse la buena fe de los poseedores que compraban tierras en épocas de desplazamiento y la “guerra contra las drogas” ocupara un lugar central en la agenda del nuevo gobierno. Los demás temas que se hubieren acordado fueron rechazados por el referendo realizado en 2016 y el Centro Democrático se encargara de hacer cumplir la voluntad ciudadana.
En junio de 1781, los comuneros que partieron de Socorro meses antes en una rebelión popular originada por los excesivos impuestos decretados por la corona española llegaron en Zipaquirá a un acuerdo con las autoridades españolas y el arzobispo Antonio Caballero y Góngora y no pensaron que meses después el acuerdo sería incumplido y sus líderes asesinados. Se inauguró allí la sana tradición nacional de realizar acuerdos con alzados en armas que después se incumplirán y que tendrán como fin la muerte violenta de los desarmados. Guadalupe Salcedo en los cincuenta, la Unión Patriótica en los ochenta, Pizarro en los noventa demuestran que el Estado Colombiano no tiene palabra y quienes lo desafían terminan más temprano que tarde asesinados por “lios de faldas”.
El tercer mandato de Uribe estará marcado por la revancha. Ante las pruebas que semanalmente emergen de sus tenebrosas alianzas y temible pasado el caudillo tiene como única meta impedir su procesamiento, sin importarle llevarse de por medio a Colombia. Los guerrilleros de las farc tendrán que conformarse con su libertad, pues la generosidad del gobierno que inició funciones el pasado 18 de junio no alcanza ni para entregarles un hacha, un machete y una libre de café. Es eso o seguir el destino de quienes creyeron en la palabra del Estado y murieron en su ingenuidad. Ya la frase esta patentada: “No estarían recogiendo café”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario